Diego Torres, quien ha empezado este martes su declaración en el juicio del caso Nóos a las 9.15h, ha negado el origen fraudulento de los más de 900.000 euros que transfirió a una cuenta del Credit Suisse de Luxemburgo y que presuntamente procedían de las actividades ilegales que urdió junto al exduque de Palma para apoderarse de más de seis millones de euros de las Administraciones públicas.
En un duro interrogatorio, el fiscal anticorrupción Pedro Horrach le ha exhibido numerosos documentos relativos a las transferencias que previamente se habían realizado entre cuentas del entramado creado en torno a Nóos -y que finalmente acabaron en la del Credit Suisse, según las pesquisas-, respecto a las que Torres se ha desvinculado justificando que "la única persona que a lo largo de mi vida se ha encargado de las cuestiones financieras y ha elegido bancos ha sido Miguel Tejeiro. Yo firmé los papeles que me pusieron delante".
"¿Entonces Tejeiro se las coló?", le ha inquirido Horrach, sobre lo cual ha subrayado que tenía "plena confianza" en su cuñado, para quien al inicio del juicio del caso Nóos le fueron retiradas las acusaciones que pesaban sobre él y, por tanto, será interrogado más adelante como testigo. "Dudo que haya algo de esto que no sea correcto. Empezaría a elucubrar sobre cosas que no conozco", ha espetado.
Torres ha descargado así en Tejeiro, hermano de su esposa, Ana María Tejeiro, las responsabilidades en torno a estas cuestiones y a la creación de un entramado societario presuntamente dirigido a ocultar el origen ilegal de los fondos, y ha asegurado no ser "ningún experto en temas financieros. Ni siquiera he invertido nunca en Bolsa".
Más en concreto, el acusado ha sido preguntado por las distintas transferencias que ordenó desde una cuenta que había abierto anteriormente en Banca Privada de Andorra a otra en el Credit Agricole de Luxemburgo, justificando en este sentido que se trataba de ahorros de "los años 90 que decidí traspasar a un lugar financieramente más seguro, de la UE y que no fuese un paraíso fiscal".
Sin embargo, según sostiene Horrach, la cuenta abierta en Andorra habría servido para ingresar en efectivo fondos procedentes de las cantidades presuntamente sustraídas de las Administraciones. A efectos de ocultar y dificultar el seguimiento de los mismos, Torres ordenó la transferencia del dinero a favor de la cuenta corriente que tenía abierta la compañía fiduciaria Blossom Hills -una de las empresas que habría servido para ocultar los fondos en el extranjero- en el Credit Agricole de Luxemburgo.
En la misma entidad bancaria, Torres aperturó otras dos cuentas corrientes a su nombre para poder ir depositando, entre 2009 y 2011, los activos que fuese considerando oportunos. El procesado ha vuelto a desvincularse en este sentido incidiendo en que "todos estos temas los llevaba Miguel Tejeiro".
Al ser inquirido sobre las distintas cantidades transferidas -de 335.261 euros, 410.000 y otras-, ha abundado en el mismo sentido: "Tejeiro es la única persona que podría dar cuenta de esto, puesto que es quien lo ha pensado y lo ha ejecutado. Es lamentable que no esté aquí para explicarlo".
"De las cosas respecto a las que adopté decisiones no habrá nada que no le vaya a responder, pero de estas cuestiones no puedo. Hay campos en los que he tenido que espabilarme pero en este campo no, toda la confianza la tenía depositada en Tejeiro", ha aseverado.
AFIRMA QUE EL ABOGADO DE LA CASA REAL Y HACIENDA SUPERVISABAN LA ACTIVIDAD DE NÓOS
El exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, ha afirmado que el exasesor de la Casa Real José Manuel Romero, conde de Fontao, y la Agencia Tributaria supervisaban periódicamente las actividades del Instituto Nóos.
Así lo ha puesto de manifiesto a preguntas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, ante quien ha señalado cómo Romero se reunía de forma habitual con el exsecretario de Nóos Miguel Tejeiro para abordar las actividades del Instituto, que según el Ministerio Público fue utilizado por Urdangarin y Torres para apoderarse de los fondos de las Administraciones públicas.
El acusado ha aseverado además que Tejeiro, hermano de su mujer, Ana María Tejeiro, solía mantener encuentros con "un alto funcionario de Hacienda" para tratar las declaraciones de impuestos de Nóos y darles su visto bueno.
En uno de los numerosos escritos presentados a lo largo de la instrucción de la causa, la defensa de Torres asegura que desde el Instituto "jamás se hizo nada sin antes haber informado" al exsecretario de las Infantas, Carlos García-Revenga, "y a la Institución que él representaba y que lo autorizaba todo, pues en caso contrario nada se acometía".
DESVINCULA A SU MUJER
El acusado ha desvinculado asimismo de estas operaciones a su mujer -acusada por un delito de blanqueo de capitales-, a pesar de que el nombre de ésta figura en varios correos electrónicos que le han sido mostrados durante el juicio. El Ministerio Público postula al respecto que, pese a que las operaciones eran ordenadas por Torres, eran ejecutadas materialmente por su mujer "plenamente consciente de que las compañías Blossom Hills y De Goes eran pantallas fiduciarias".
En 2012, Torres y su mujer abrieron una cuenta corriente en la entidad bancaria Credit Suisse de Luxemburgo a la que traspasaron la totalidad de los fondos que hasta entonces mantenían en el Credit Agricole, ascendiendo en fecha 17 de julio de 2012 el saldo de la nueva cuenta a 961.666 euros, actualmente embargados.
Torres ha manifestado que el dinero de esta última cuenta nada tenía que ver con los traspasos efectuados entre las anteriores y ha justificado que aquella "se nutrió de los ahorros que yo tenía en Andorra y de rendimientos de capital mobiliario".
En concreto, la Fiscalía Anticorrupción reclama para el acusado 16 años y medio de cárcel -petición que Manos Limpias eleva a 22 y medio- por poner en marcha, junto al exduque, una estructura "hueca de contenido real" y "una maraña de facturación ficticia" para apoderarse de los más de seis millones de euros que obtuvieron de Baleares, Comunidad Valenciana y Madrid.
Para ello, según el fiscal Pedro Horrach, utilizaron el Instituto Nóos como epicentro de la trama, al que manejaron "a su antojo" junto a otras mercantiles de su propiedad para que "operasen al servicio de sus intereses comerciales".