Los propietarios de la antigua Pescanova han hecho saltar las alarmas sobre la viabilidad de la refundada compañía, aireando públicamente su descontento ante la activación de un crédito de 125 millones con un 15% de intereses por parte de los actuales administradores de Nueva Pescanova. Aseguran esta línea de financiación que podría acabar por completo con el patrimonio de la empresa.
Los antiguos propietarios, que todavía poseen el 20% de su refundada compañía, se han mostrado muy críticos con la decisión de la banca de activar este crédito supersenior, con máxima prioridad de pago, hasta el punto de barajar acciones legales. Consideran que la activación del crédito debería haberse llevado al consejo de administración que se constituirá el próximo 25 de febrero, con la presencia de la exministra de Economía Elena Salgado.
Aseguran que el crédito, emitido por el administrador único Jacobo González Robatto, puede dejar a 0 el patrimonio de la empresa, estimado a 30 de Noviembre de 2015 en torno a los 70 millones de euros. Sostienen que el crédito supersenior incluye además una línea adicional de 300 millones a 30 años con un interés del 1%, por lo que denuncian que el coste total del crédito se eleva a 425 millones más intereses, una cifra que dudan que la compañía pueda asumir.
Pero desde la banca acreedora, que controla actualmente Nueva Pescanova, justifican la activación de este crédito para evitar la liquidación de la compañía, recordando que ya estaba contemplado en el convenio de acreedores que se firmó y aprobó judicialmente en 2014, después de que apareciese la impagable deuda de la antigua Pescanova.
Según apunta el Faro de Vigo, la banca configuró esta línea de financiación para poder ofrecer a los acreedores una rebaja de 300 millones en las quitas, una condición imprescindible para que apoyaran la salvación del grupo. Aseguran que las quitas planteadas por los antiguos administradores de Pescanova eran "inasumibles" y que el sobrecoste de 300 millones del crédito fue público desde un primer momento.
TEMOR A QUEDARSE FUERA
Los antiguos propietarios de Pescanova temen que la estrategia empresarial de la banca pase por lanzar una ampliación de capital, que podría diluir su participación del 20%.
Están pendientes de la salida a Bolsa del Grupo, solicitada ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores, tras la que podrían intentar hacerse de nuevo con el control de la compañía.
Pero necesitan tiempo, todavía tienen que remitir las cuentas auditadas de Nueva Pescanova antes del 31 de marzo, para así poder salir de nuevo a Bolsa.