España vive una fiebre de proyectos de parques eólicos marinos, con 17 proyectos en trámite, y Galicia es la comunidad líder en potencia, con cinco grandes planes en trámite.
Casi la mitad de los 7.886 megawatios eólicos marinos pedidos al Ministerio para la Transición Ecológica están en la autonomía.
Todos ellos son para las costas de Ortegal, la Ría de Ortigueira y A Mariña Oriental, en el límite de las provincias de A Coruña y Lugo; con una pequeña excepción, el parque experimental que promueve la Autoridad Portuaria de A Coruña en Punta Langosteira.
Los cuatro parques solicitados para las aguas frente al límite entre las costas de A Coruña y Lugo suman 3.180 megawatios, el 41% de todo lo solicitado al Ministerio.
TODOS PIDEN LA MISMA ÁREA
Tal acumulación de proyectos molinos en tan poco espacio hace muy improbable que todas solicitudes salgan todas adelante. Entre otros motivos, porque todos solicitan los mismos puntos de conexión a la red eléctrica en Alcoa San Cibrao y Sabón, que no tienen capacidad para tantos.
¿Por qué hay tal saturación de solicitudes en tan poco espacio? Ortegal yt A Mariña no son las zonas más ventosas de Galicia, título que corresponde a la Costa de A Morte, según los estudios publicados por el Ministerio.
Sin embargo, A Mariña y Ortegal tienen otras ventajas, el potencial eólico del área más próxima a la costa es importante, no hay tanto tráfico martítimo como en Finisterre, sufre menos temporales y dispone de un punto de conexión para incorporar la energía a la red de muy alta tensión relativamente próximo -las instalaciones de Alcoa San Cibrao.
Además, esa industria, la metarlúgica de Xove, es un enorme consumidor de electricidad, lo que lo convierte en un cliente potencial ideal ,por su proximidad y voracidad.
¿QUIENES ASPIRAN AL VIENTO MARINO GALLEGO?
Iberdrola - la multinacional energética vasca cuyos accionistas principales son la constructora de Florentino Pérez ACS y la Qatar Investment Authority- fue la compañía que se adelantó, al presentar dos proyectos. Pidió los parques eólicos de San Cibrao y San Brandán, con 490 megawatios cada uno, en julio de 2021. Estos planes ya han llegado al fin de la primera fase de tramitación administrativa, la fase potestativa.
¿Qué es la fase potestativa? Antes de iniciar el procedimiento de evaluación de impacto ambiental ordinario el promotor podrá solicitar que el órgano ambiental elabore el documento de alcance del estudio de impacto ambiental, en función de los datos enviados por el prometer. Después es cuando debe empezar la fase de información pública, en su caso.
Además de los dos de Iberdrola, ya ha alcanzado el fin de la se potestativa el Parque Eólico Nordés, de 1.200 megawatios, solicitado por una alianza entre Bluefoat, un promotor madrileño de proyectos de energía eólica marina a y Sener, un grupo vasco de ingeniería y construcción.
El proyecto más reciente es el Parque Eólico Galwind solicitado en junio de este año por Instalaciones y Servicios Moscardo III, una filial del Grupo Cobra, la que fuera división industrial de la constructora ACS y hoy propiedad del grupo francés Vinci.
Por lo tanto, hasta la fecha no hay capital gallego entre los proyectos que se pelean por llevarse el primer cacho, y probablemente el más rico, del pastel de energía eólica marina gallega.
Quizá este sea uno de los factores que explica la postura de la Xunta. Hasta hoy se ha mostrado muy recelosa de los grandes planos, que se tramitan ante Moncloa, temerosa por su impacto en la pesca.
Sin embargo, joy dos conselleiros, la de Mar y el de Industria, han arropado la presentación de un proyecto experimental frente al puente exterior de A Coruña, en Punta Langosteira.
LANGOSTEIRA, MÁS PEQUEÑO Y CERCA DE LA COSTA
Con todo, hay que tener en cuenta que el proyecto de Punta Langosteira es de mucho menor potencia que los demás, de solo unos 30 megawatios. Estaría también mucho más cerca de la costa, solo a diez kilómetros frente al puerto exterior de A Coruña y contaría con solo dos o tres aerogeneradores, cuando cada uno de los otros parques prevé varias docenas. Es, además, un proyecto impulsado en gran parte por capital público, pues participan la Autoridad Portuaria y Red Eléctrica.
La conselleira do Mar, Rosa Quintana, se ha apresurado a asegurar que los aerogeneradores de Langosteira no perjudicarán a la pesca, pues su ubicación se habría pactado ya con representantes del sector.
Quintana se cura así en salud ante la gran polémica que suscita la eólica marina en Galicia, la probable afectación de algunos caladeros pesqueros.
POSTURAS ENCONTRADAS
Aunque la zona frente a Ortegal y A Mariña no es la más productiva del país, sí que afecta a algunos caladeros de los barcos lucenses. Las cofradías de pescadores se han mostrado por ahora opuestas a los parques eólicos, del mismo modo que el BNG, a pesar que la patronal del sector del setal, ASIME, insiste en que son compatibles. No lo ven así desde la plataforma Manifesto Burela, que reúne a las cofradías de pescadores y organizaciones de productores pesqueros que se oponen a la instalación de parques eólicos en la zona del Cantábrico Noroeste
Entre otros factores, debido este problema de opinión pública, ASIME ha creado un lobby llamado Galician Offshore Energy (GOE) . Este grupo asegura que un solo parque como el propuesto Nordés o similar podría representar el volumen de carga de trabajo equivalente a 110 atuneros o 20 fragatas, por lo que “la oportunidad es única e histórica”.
MILES DE EMPLEOS, PERO SOLO EN LA CONSTRUCCIÓN
Los empresarios del metal estiman que con un solo parque se crearían 6.000 empleos directos y 4.000 de indirectos. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la práctica totalidad de estos empleos solo estarían activo durante los años de construcción del parque.
Al igual que en la éolica terrestre, el empleo creado por los molinos de viento en el mar durante su funcionamiento es muchísimo más limitado.
Lo que no quiere decir que el negocio de la planificación y construcción de los parques eólicos marinos sea, en absoluto, desdeñable, como apuntan las cifras del GOE. Con todo, lo más jugoso es, como siempre, son los beneficios empresariales de los inversores. En eso Galicia, por ahora, está ausente casi por completo, salvo el pequeño proyecto de Langosteira.
Una ausencia que suscita entre algunos gallegos recelo, pues ven que el país va camino de volver a ser tratado casi como una colonia, pues pondrá los recursos naturales, sufrirá las consecuencias ambientales y que solo recibirá las migajas de los beneficios. Algo que sucedería a pesar de que hay una empresa gallega que sí está promoviendo parques eólicos marinos. Es la coruñesa Greenalia, pero por ahora solo ha pedido permisos en Canarias.