La Asociación Cultural Colectivo A Rula a cifrado en cerca de 200 los tableros tallados en la piedra y repartidos por toda la ciudad, que llaman la atención de vecinos, visitantes y curiosos. 

 

No está clara su antigüedad o por qué se encuentran en esos lugares, pero desde A Rula advierten que, si no se toman medidas para preservarlos, podrían desaparecer muchos de estos tableros. 

 

Tablero en San Martiño Pinario | Foto: A Rula

Las calles de Santiago de Compostela son tan antiguas como llenas de secretos. La vieja piedra compostelana ha visto mucho y de todo, porque por sus rúas han pasado personas procedente de todas las culturas. Pero, ¿y si les dijese que la capital gallega es un inmenso tablero? ¿Que uno puede echar una partidita de tres en raya en los lugares más insospechados? Es así, y la Asociación Cultural Colectivo A Rula lleva años persiguiendo su preservación.

 

CERCA DE 200

Ya en 2018 la asociación realizó un primer censo en el que encontró en torno a 160 evidencias de estos juegos. Trableros de ‘Tres en raya’ -aquí llamado ‘Pai, fillo, nai’- y otros juegos, muchos sin identificar, repartidos por toda la ciudad. Ahora, sabemos que rondan los 200, tallados desde hace siglos en baldosas, fuentes, cruceros o muros del casco antiguo y que sobreviven, como pueden, al paso del tiempo y a la huella de compostelanos y turistas. Incluso en la torre del reloj de la catedral encontramos vestigios de este juego. 

 

Su composición es sencilla: nueve agujeros, distribuidos en filas de tres, y tallados en la piedra. Algunos incorporan surcos que los conectan. Algunos rudimentarios; otros más exquisitos. Desde A Rula consideran que semejante mosaico es algo único, tanto por sus localizaciones como por su variedad, ya que si bien en otras ciudades se han encontrado casos parecidos, en ninguna tantos como en Santiago. Los vecinos de la ciudad todavía se sorprenden al encontrar alguno que hasta ahora había pasado inadvertido a su vista. 

 

¿QUÉ UTILIDAD TENÍAN? ¿QUIÉN LOS PUSO AHÍ?

No está clara su antigüedad, pero se cree que datan del reinado de Felipe II, como tampoco está clara su finalidad, aunque consideran que era un mero entretenimiento de las personas que aguardaban a recibir las limosnas de los religiosos, en un momento en el que Santiago despuntaba por su riqueza, ya que el poder que congregaba a su alrededor el obispado reportaba mucho dinero a la catedral y la ciudad, en un momento en el que la conquista del ‘Nuevo Mundo’ era sinónimo de oro y tesoros. 

 

Tipo de tres en raya en Santiago | Foto: A Rula

 

Si los tallaron los propios miembros de la Iglesia para los fieles, las administraciones para mantenerlos ocupados o si fueron los propios ciudadanos los que por iniciativa propia desperdigaron los tableros, tampoco tiene una respuesta definitiva. El cómo, si fue a golpes de piedra o con utensilios metálicos, sigue siendo otro misterio.

 

PROTEGERLOS Y CUIDARLOS

Como podemos ver, existen pocas certezas en torno a esta enigmática curiosidad que sorprende a los peregrinos pero también a aquellos santiagueses que, a base de vivir con ellos, nunca habían reparado en que son todo un enigma, que incluso ha saltado a las páginas del diario británico ‘The Guardian’, que recientemente le dedica unas páginas. Tal llegó a ser su popularidad que se hicieron habiutales los campeonatos por la ciudad. 

 

En muchos casos, el tiempo no ha sido amable con estos tableros y apenas queda rastro de su huella, ya sea por la propia erosión -el clima en Santiago, como sabemos, no es el propicio para su conservación- o por el progreso de una sociedad que ha ido cambiando y mejorando sus pavimentos y muros. También han sido tapados por señales, papeleras… La asociación denuncia que se tomen medidas para evitar su desaparición, pero por ahora no se han llevado a cabo propuestas concretas para mantener con vida este patrimonio centenario, curioso y único de una ciudad como Santiago, tan llena de secretos y misterios. 

 


 

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