Un gol de cabeza en la segunda parte de la prórroga, obra de Jordi Sánchez, deja a los herculinos a las puertas de regresar a Segunda División.
Los locales, con todo a favor, no fueron capaces ni de mantener el empate que le habría dado el ascenso, ya que al ser 2º clasificado en su grupo y el Albacete 3º en el suyo, no habría opción a los penaltis.
Gol de Alberto Jiménez | Foto: Albacete Balompié
La historia del Deportivo de La Coruña está llena de momentos épicos, acostumbrados a dar la vuelta a la tortilla y a los giros de guion. Ocurrió en el Centenariazo, donde con todo en contra se llevó la Copa del Rey ante el Real Madrid en el Bernabéu. Pero, en los últimos años, la espalda parece darle la espalda a la escuadra blanquiazul, que sucumbió en su feudo, convertido en una caldera, ante un equipo que llegaba en peores condiciones y con una ciudad empujando a los suyos a Segunda División.
No empezó mal la cosa para los locales, que a los 26 minutos celebraban el tanto de Soriano, que los puso por delante del marcador. Sin embargo, el conformismo y el miedo al abismo maniató al Dépor, que en el 82 recibió la igualada con el gol de Jimenez. El Alba pudo sellar el partido en los 90 minutos, pero no fue hasta la prórroga que, aprovechando un servicio a balón parado, Jordi Sánchez hizo el definitivo 1-2 en el marcador, que llevó a los pupilos de Rubén de la Barrera, el otrora técnico de los coruñeses, de vuelta a Segunda.
La afición blanquiazul enmudeció en un día en el que solo podían salir las cosas bien. Los manchegos supieron jugar con el nerviosismo del Dépor, que no inquietó el área visitante. En 120 minutos, los gallegos no fueron quienes ni de mantener un empate que, según el formato establecido por la RFEF, los hubiera llevado de vuelta al profesionalismo.
De esta forma, A Coruña se queda, de nuevo, a las puertas de otro ascenso. Son ya dos años en la división de bronce del fútbol nacional y el club sigue arrastrando unas dificultades económicas que, al permanecer en la Primera RFEF, hacen todavía más complicada la viabilidad del club. Se vienen tiempos complicados en Riazor, como todos los anteriores.