Hace unos días se produjo un hecho en el Parlamento gallego que puso en evidencia hasta donde pueden llegar las miserias de la política partidista cuando los tres grupos políticos de la Cámara (PPdeG, BNG, PSdeG-PSOE) no fueron quien de ponerse de acuerdo con una resolución sobre la guerra en Ucrania. 


Como suele ser normal, en este tipo de desacuerdos unos le votaron la culpa a los otros sin, aparentemente, preocuparse de la imagen externa que reflejaban del Parlamento gallego, al aparecer, delante de la opinión pública, como más interesados por descalificar al contrario que por llegar a un acuerdo.


No descubrimos nada se señalamos que en la posición política del BNG sobre la guerra en Ucrania pesa en demasía la presencia de la UPG , una organización que se define como comunista  ("partido comunista patriótico") y que todo apunta la que sigue mirando a Rusia con los ojos de la Tercera Internacional (Kominter). 


Una mirada que supone situar siempre a la OTAN y a los Estados Unidos, incluso a la UE, en el lado malo de la historia. Una carga ideológica que en este caso le impide aceptar que el primero y grande responsable de la guerra en Ucrania es el Gobierno ruso, pues preside un dictador como Putin, quien está cometiendo una acción criminal, un crimen de guerra.


Una posición, de condena de una invasión criminal, que a muchos sí nos permite, al tiempo, ser contrarios a la estrategia adoptada por los Estados Unidos y la OTAN que, como está cada vez más claro, no buscan una salida diplomática al conflicto, sino prolongarla guerra. Así, podrán debilitar a Rusia y conseguir su derrota total, "en el campo de batalla". Todo esto sin importarles los costes que esta estrategia supone para el pueblo ucraniano (a día de hoy: 6,6 millones de personas refugiadas, 4.000 civiles muertas y 4.600 heridas), pero también para Europa.

 

Sin importarles situar al mundo al borde de un conflicto nuclear que sería definitivo: cuanto más se prolongue la guerra, más difícil será evitarlo.


Algo que no parecen tener muy claro ni el PSdeG-PSOE ni, por supuesto, el PPdeG, quiénes se preocuparon más por "meterle un gol" al BNG con esta iniciativa parlamentaria, aprovechando sus ambigüedades, que de reclamar la paz para Ucrania.


En este marco resultaría deseable que, sí estamos por el fin de la guerra en Ucrania, se hubiese apostado más por la negociación y la diplomacia que por la guerra. Se hubiese apostado por la paz, y no solo en Ucrania, sino también en el Yemen (2 millones de niños y niñas se enfrentan a una hambruna), Siria, Irak, Afganistán, Etiopía, Libia.... en todo el mundo.


Archivo - Un grupo de refugiados ucranianos a su llegada desde un autobús con 47 personas ucranianas, a 17 de marzo de 2022, en Santiago de Compostela.

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