Inditex -el gigante gallego matriz de Zara, Massimo Dutti, Pull&Bear y otras marcas- acaba de firmar un acuerdo para comprar el 30% de la futura producción mundial de Infinna. Esto es una nueva fibra téxtil fabricada al 100% a partir de ropa vieja. Inditex invertirá 100 millones en estas adquisiciones.
La dueña de Infinna es una compañía finlandesa, Infinited Fiber Company. Su directora de cuentas, Kirsi Terho, estuvo recientemente en Galicia para participar en el Foro Esenciais de Bioeconomía, en el marco de la iniciativa #ElasXeranSector, da Axencia Galega da Industria Forestal.
Aprovechamos la ocasión para hablar con ella sobre el futuro del sector téxtil, en especial sobre la nueva tecnología y como la futura adopción de fibras recicladas puede acabar impactando en la producción de otras materias primas.
¿Podría explicar en qué consiste la actividad de Infinited Fiber?
Nuestra empresa está cogiendo viejos textiles, como pantalones vaqueros usados, por ejemplo, y convirtiéndolos en una nueva fibra que después permite hacer hilo y de nuevo ropa. Para hacer esto tenemos un proceso especial que manejamos nosotros mismos, y que consiste en un proceso de reciclaje químico con el que podemos convertir la ropa vieja en un líquido de celulosa, y a partir de este, regeneramos de nuevo las fibras. En definitiva, nuestra compañía se basa en la tecnología para convertir todos los textiles en una nueva fibra, que después dará lugar a nuevos hilos y nuevas prendas.
¿En qué se basa esa tecnología y cómo llega a su empresa?
La tecnología se fundamenta en investigaciones desarrolladas en Alabama en los años 20 del siglo pasado. Una vez comenzamos a mirar en que podía ser utilizada esa tecnología, se convirtió en algo vital para nosotros. Nuestro fundador, Ali Harlin, comenzó a probarla en cajas, luego con el papel, y después con viejos vaqueros, para ver si podía ser algo con lo que generar nuevas fibras.
Cuando esto se demostró posible, el centro de investigación de ETT en Finlandia comenzó a estudiarlo muy rápidamente. Entonces se dio de cuenta de la viabilidad y de que además había una demanda real para el reciclaje de textiles. A partir de ahí, nuestra empresa surgió en el 2016 para comercializar el producto en si.
En un mundo ideal todos los téxtiles serían reciclados, renovados y compostables, pero para ser honesta, creo que va a ser una mezcla de muchas cosas.
¿Cuál es la situación de las materias primas tradicionales, como el algodón, en relación a la demanda de textiles eco-friendly?
Esta es una gran pregunta si se piensa en los tejidos más tradicionales, como el algodón. Su demanda es enorme hoy por hoy, y cada día se necesita más algodón. Para ser precisos, existen iniciativas que buscan alternativas, como el algodón orgánico, pero es una opción poco disponible, y además, conviene tener en cuenta que no podemos seguir utilizando cada vez más tierra para cultivar algodón.
A mayores, es un producto que necesita mucha agua y plaguicidas; por eso nosotros somos una solución para esta parte.
En cuanto al poliéster, todo el mundo lo sabe: en algún momento quedaremos sin petróleo y esa es una vieja fibra basada en él, por no hablar de que la sociedad se está desprendiendo de muchos plásticos de microfibras.
Por lo tanto, hay muchas cuestiones que están en este campo, y al mismo tiempo creo que las nuevas generaciones están deseando avanzar en este tema.
tendremos una gran fábrica en Finlandia, para enfocarnos a la comercialización, que producirá sobre 30.000 toneladas al año, aunque eso es una fracción de lo que se necesita.
¿Cómo ve el futuro de los materiales textiles?
En un mundo ideal serían reciclados, renovados y compostables, pero para ser honesta, creo que va a ser una mezcla de muchas cosas. Por supuesto que habrá más y más cantidades de estas prendas ideales en circulación, pero creo que hacen falta años hasta que llegóm allí.
Por nuestra parte, las instalaciones tienen una producción pequeña, y por ahora tan sólo podemos proporcionar el material suficiente para pruebas. En un futuro, en el 2024, tendremos una gran fábrica en Finlandia, para enfocarnos a la comercialización, que producirá sobre 30.000 toneladas al año, aunque eso es una fracción de lo que se necesita.
Si pensamos en el número de tiendas que tiene Inditex, por ejemplo, para tener un par de camisas y un par de vaqueros de este tipo en cada tienda, se necesitarían muchas fibras. La industria textil es tan grande que hay un sin fin de posibilidades.
¿De dónde surge su interés en el mundo de las fibras textiles?
Mi interés nace por herencia familiar. Soy una fabricante de fibra de tercera generación. Mi abuelo y mi padre estuvieron vinculados a una fábrica de viscosa, para la que después acabé trabajando. A mí siempre me interesó la química y de alguna manera busqué llevarla al ámbito textil y realmente entender la fibra en sí, lo que es.
Tras dejar la fábrica de viscosa, decidí continuar por el camino de la fibra. Entré en un grupo de estudio vinculado a las tecnologías textiles para el que acabé haciendo de consultora e interactuando con la empresa para la que hoy trabajo.