Si bien nació como un meme o parodia de las criptomonedas, con el tiempo ha obtenido una adopción insospechada. A diferencia de Bitcoin y Ethereum, no requiere un gran poder computacional para ser minada, pero tiene un suministro infinito de tokens, por lo que se considera una criptomoneda inflacionaria.
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Al ser un hard fork de Litecoin, las transacciones realizadas con Dogecoin son rápidas y baratas. Mientras la red no se encuentre saturada, el costo máximo por transferir a través de la red Dogecoin es de 1 doge. Por otro lado, los exchanges centralizados (CEX) pueden tener comisiones superiores de retiro.
El caso de Tesla y Bitcoin
Los precedentes entre Tesla y Bitcoin pueden arrojar luces sobre la adopción de Dogecoin por parte de la empresa líder en el sector de los autos eléctricos. En febrero de 2021 Tesla anunció que había comprado 1500 millones de dólares en Bitcoin, y en marzo empezó a aceptar la criptomoneda como medio de pago.
El idilio duró poco. El 13 de mayo Tesla anunció que dejaría de usar Bitcoin como forma de pago. Las razones que argumentó la empresa para dejar de aceptar BTC fueron las altas emisiones de carbono que produce la minería de Bitcoin, sobre todo cuando los mineros usan energía termoeléctrica como el carbón para procesar operaciones y minar bloques.
A mediados de junio, Elon Musk le entreabrió la puerta a Bitcoin, sosteniendo que si la minería que usa energías renovables sube un 50%, consideraría volver a aceptar BTC en Tesla. En todos estos casos, tanto la empresa de automóviles como el propio Musk demostraron su poder para hacer subir y bajar el precio del BTC.
La gradual acepción de una moneda como Doge en Tesla se debe no sólo a la relación que tiene Musk con esta moneda, sino también a la poca energía que requiere para procesar operaciones. Aunque para enero de 2022 aún no sea posible comprar un Tesla con Dogecoin, esto puede cambiar en el futuro cercano.