El Club Ourense Baloncesto es de ACB, por derecho (91-65). Porque supo exhibir nervios de acero en una larga final, ante un Breogán digno, de lo mejor de la categoría, pero superado a la postre en los momentos determinantes de lo que fue un festival del deporte gallego. Un Paco Paz a reventar se convirtió en el sexto jugador para llevar a los ourensanos hasta la máxima competición del baloncesto nacional, replicando las gestas de las temporadas 88/89 y 99/00, aunque en esta ocasión la victoria del COB se pudo celebrar en casa. El Breogán, golpeado moralmente tras perder la ocasión de ascender el pasado domingo en Lugo, se vino abajo tras el descanso y no pudo con el empuje local. La segunda parte ya no tuvo historia y la renta fue creciendo hasta la paliza final, gracias sobre todo al gran partido de Marcos Suka-Umu, que anotó 24 puntos, repartió 7 asistencias y sumó 36 de valoración


Ourense es de ACB. Lo gritó hasta quedarse sin voz y lo escribió a brocha gorda para facilitar la comprensión. Reclamó un ascenso que su equipo consiguió en la pista y que supone mucho más que un cambio de categoría. El COB asciende, Ourense crece.


Al mediodía se colgó el cartel de "entradas agotadas". Una hora después los operarios del Pazo alineaban las últimas sillas adicionales y confirmaban con la seguridad las medidas a tomar en una cita excepcional.


"Nunca en la historia ha pasado esto. Con la selección no fue esto. Esta vez se agotaron las entradas en 30 horas. Habríamos llenado tres 'Pazos'. Hay más gente que el día del CajaMadrid. Aquel día no había sillas", decía el gerente del Pazo, Ángel Cid.


Al salir, dos chavales llorando porque no había entradas que comprar. A la hora de COB: ilusión. En el café: ilusión.
Dos horas antes del inicio, riadas de gente. Una hora antes, lleno.


Nada que ver con el anterior ascenso. A esta gente ya no se le puede decir que no. Es otra generación. Muchos de los que estuvieron ayer en el Pazo, quizá la mayoría, nunca han visto al COB en la ACB. Por eso es otra historia.


Hoy la ciudad es un poco más alta, más guapa, más joven y sin duda más alegre. Hoy no importa no ir al cole o llegar al trabajo con problemas para rendir al máximo nivel. Se perdona. Se guiña el ojo porque el compañero, jefe o vecino tiene la misma sensación de euforia que solo se siente cuando algo es propio. Y esto es común. Es algo nuestro. ¡Ourense! 


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