Este maldito 2020 nos está destrozando el presente pero, sobre todo haciéndole una daño irreparable al futuro de nuestra convivencia, sin que, a los que lo provocan se les caiga la cara de vergüenza, ni tengan el más mínimo interés de comprobar como la mayoría de sus compatriotas está por otras cosas como son la pandemia del coronavirus, los fallecimientos, el hundimiento de la economía o el paro de la mayor parte de los miembros de su familia. Les razono el por qué.
El discurso del Rey Felipe VI ha venido precedido de una tormenta perfecta de afirmaciones políticas, desaforadas y hasta estúpidas, que han calentado el ambiente, de tal manera, que por ejemplo, a los que no hemos querido echar más leña al fuego, desmarcándonos de ambos extremos, como es nuestro derecho y amparados en la libertad de expresión, hemos recibido toda clase de insultos y criticas soeces que, si no mantuviéramos firme el criterio de que no podemos, ni debemos enfrentarnos entre españoles y que hay que echarle agua al fuego de este incendio, hoy acabaríamos dándole la misma estopa a esos sabios que tanto hablan, tan poco hacen y encima, tan mal ejemplo nos dan a todos desde sus respectivos púlpitos de poder.
El otro día, escuchaba como hago siempre la radio y oí como un conocido comunicador, líder en su franja horaria, con el que he compartido micrófono muchas veces en la muy querida y añorada Radio Miramar, llamaba hasta ocho veces,¡ miserable!, al líder de Podemos Pablo Iglesias, quien el día anterior nos había regalado en televisión la muy interesada reflexión política, de que los españoles en su cena de Nochebuena seguramente reflexionarían en familia sobre si eran republicanos o monárquicos. Ya ven, que chorrada más absurda, que dicha en una fecha tan señalada, con la que nos está cayendo encima, encabritó a sus contrarios por considerarla inoportuna y mal intencionada.
Y así estamos día a día, semana tras semana, en un sin vivir de provocaciones, de tal forma, que la copla popular vuelve a convertirse en triste realidad sin que nadie quiera evitarlo:
Ni contigo ni sin ti/ tienen mis males remedio/ contigo, porque me matas/y sin ti, porque me muero.
Vivimos pues, en una peligrosa pendiente, casi en un profundo cañón, en el que el estás conmigo o contra mi , nos lleva irremediablemente a la confrontación fratricida de la que tanto sabemos en este país, y de la que tan poco caso hacemos. Ahora mismo, solo quedamos los que nos gusta vivir en paz, y sobre todo, calmar los ánimos de los que quieren meternos en el lio para alcanzar el poder o simplemente no perder el sillón.
A ver si el 2021 nos traen mejores augurios y conseguimos que muchos más de Vds. se suban al carro de las buenas maneras y de la convivencia.Ojalá.