Fergusson es consultor en Gestión de Conflictos y Negociación y Profesor-Investigador en Ecología Humana en la Universidad Central de Venezuela, además de colaborador en CATALUNYAPRESS donde sus artículos de opinión son muy apreciados por nuestros lectores. 


En su nuevo libro "La Gestión de conflictos en la vida y la empresa"aborda las herramientas útiles sobre Gestión de conflictos para gerentes de empresas públicas y privadas. El Autoconocimiento y el manejo adecuado de las emociones es según el autor " la fórmula virtuosa" para una gerenia exitosa en la empresa y en la vida.




En pocas palabras, ¿cuáles son los elementos más importantes para resolver conflictos entre personas?

Lo aprendido sobre el tema de los conflictos, en los últimos 30 años, nos dice que el autoconocimiento y el manejo inteligente de las emociones constituyen la base de un círculo virtuoso en el proceso de hacer exitosa la gerencia de la vida personal, social y laboral, así como de una empresa


¿Cuáles son los riesgos de dejar pudrir los conflictos?

Si los conflictos no se atiende a tiempo y con tácticas y estrategias adecuadas, estos escalarán hasta hacerse inmanejables; el resultado no puede ser otro que el fracaso. Si se trata de la vida personal se traduce en frustración de los sueños e ilusiones y en sufrimiento. Si es una empresa, conducirá al cierre o la quiebra.


Apunta en uno de sus libros al manejo inteligente de las emociones. ¿Qué entiende concretamente por inteligencia emocional?

En el libro “Gestión de conflictos en la vida y la empresa” lo entendemos como la capacidad para reconocer los diversos estados emocionales por los cuales atravesamos en nuestra cotidianidad personal o laboral, de identificar sus efectos en nosotros y de utilizar intencionalmente esa información, para guiar la conducta y los procesos de pensamiento, palabra y acción a fin de alcanzar los mejores resultados, es decir, para mejorar el comportamiento y las relaciones consigo mismo y con los demás, para lograr un mayor bienestar físico, mental y espiritual y para elevar el nivel de desempeño, sin acumular estrés. 



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El coronavirus parece que provocará cambios de fondo en nuestras sociedades. ¿Cuáles pueden ser estos cambios y cómo afectarán al futuro de nuestras vidas?

“El futuro ya no es lo que solía ser”, es una frase que describe el talante del mundo que vendrá. Respecto a los cambios que se aproximan, para el corto y mediano plazo podríamos esperar: más presencia de la tecnología en todos los ámbitos de la vida, especialmente el comercio, la educación y la comunicación; un reacomodo temporal en la geopolítica global con la emergencia de nuevos centros de poder; el aumento de la tendencia hacia un gobierno mundial; y quizás nuevos intentos de mejorar la relación entre los propios seres humanos y de la humanidad misma con la naturaleza. 


La pregunta aquí es: ¿en manos de quién o quienes estará la construcción de ese futuro y, cuáles serán sus criterios y propósitos; será la felicidad de los seres humanos o el control del poder y los negocios? Dependiendo de las respuestas que se vayan dando a estas interrogantes podremos vislumbrar los efectos que tendrán sobre nuestras vidas.


¿Cuál es el papel de la espiritualidad en el futuro de las sociedades contemporáneas?

He insistido en el libro “La Humanidad posible” en que todas la llamadas revoluciones en la historia de la humanidad no han sido suficientes para dotarnos del estado de felicidad que anhelamos en nuestro fuero interno y para garantizar la Paz. Tampoco han servido para el logro de una relación armónica con la comunidad de la vida con la que compartimos el planeta. Por el contrario, el mundo se encuentra hoy, luego de 100.000 años de evolución cultural, sumergido en la barbarie, mientras que por su parte los seres humanos estamos cada vez más lejos de la manifestación plena de las potencialidades que nos son inherentes. Pero lo que considero todavía más grave, es la pérdida de la conexión mística con el universo que creó la vida y del cual somos hijos. Es aquí donde me planteo que la recuperación de la espiritualidad humana –y no hablo de religiones- se convierte en la piedra angular para la construcción de esas sociedades futuras en un nuevo mundo, donde se ampara y respeta la diversidad como un derecho inalienable y donde la vida es sagrada.






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