Una central térmica en desguace, una macromina de carbón a cielo abierto ahora cubierta por un lago artificial, un enorme macrovertedero donde se entierra la mayoría de la basura de Galicia y ahora un nuevo "mega parque eólico" en la castigada Meirama. Así es el panorama ambiental de Cerceda, que recuerda al contaminado Springfield de Los Simpson, según denuncia el "Colectivo Veciñal Salvemos A Comarca de Ordes".
Macrovertedero de Areosa, en Cerceda, donde va parar mucha de la basura de SOGAMA
Los ambientalistas cifran en "diez millones de metros cuadrados" los "altamente contaminados" por la industria del carbón y la basura. Conscientes que las batallas contra la térmica y SOGAMA se perdieron décadas atrás, ahora centran sus esfuerzos en el "mega parque eólico" que Fenosa busca instalar en Meirama, cuando se desmantele la térmica.
UN 34 POR CIENTO DE POBLACIÓN MENOS DESDE LA REVUELTA DE AS ENCROBAS
Su argumentario tiene un dato muy interesante. Cerceda pasó de más de 7.500 habitantes en los 70 a poco más de 5.000 en 2018. Es decir, es incontestable que la apuesta por actividades que generan empleo industrial con gran impacto ecológico no ha logrado detener, al menos en Cerceda, la sangría demográfica a medio plazo. El ayuntamiento ha perdido aproximadamente el 34% de sus habitantes desde que la famosa revuelta vecinal contra la instalación de la mina de carbón a finales de los 70.
EL PUEBLO VOTA A POLÍTICOS QUE APOYAN A LAS INDUSTRIAS
También es cierto que muchos de los vecinos de Cerceda apoyaron la llegada y apoyan la continuidad de estas industrias. Por ejemplo, el PSOE local, favorable a la térmica y al vertedero, lleva ganando elecciones por mayoría absoluta desde 1991 y su actual alcalde, José García Liñares, ocupa el cargo desde el 1992. Revalidó mayoría este año, pese a que acababa de ser condenado por prevaricar unas obras.
Salvemos a Comarca de Ordes denuncia que Liñares lanzó campañas "para empadronar gente a cambio de darle un puesto de trabajo en estas instalaciones". Dura acusación que nunca se ha demostrado judicialmente. Eso sí, sista la caída demográfica, los ecologistas ven probado que "la actividades industriales agresivas con el medio y con las personas no favorecen el desarrollo socioeconómco de los lugares donde se implantan".
LA PROMOTORA EÓLICA PROMETE RESTAURAR LA ZONA
Es evidente que un parque eólico no tiene el mismo impacto ambiental que una térmica, ni que tampoco genera tantos puestos de trabajo. Tampoco contamina tanto en un mundo urgentemente necesitado de reducir las emisiones de CO2.
Además, Gas Natural Fenosa Renovables presentó el documento de inicio del parque el año pasado, donde se detalla minuciosamente su impacto ambiental y se proponen una serie de medidas correctoras.
Parque infantil abandonado al lado de la térmica en desguace
Por ejemplo, "se evitará especialmente cualquier afección sobre formaciones arbóreas
autóctonas, así como ecosistemas íntimamente relacionados al agua". La promotora también promete devolver el terreno a su estado original: "todas las superficies afectadas o deterioradas por la ejecución de las obras (márgenes de viales, cunetas, contorno de las obras de drenaje, zanjas de cableado, plataformas de montaje, zonas de acumulación de materiales…) deberán ser restauradas o revegetadas, favoreciendo la recuperación del suelo y la reinstalación de la vegetación original. Asimismo, se garantizará el mantenimiento de la vegetación a lo largo del tiempo".
Ahora corresponde a la Xunta valorar los planes de la industria, las alegaciones de los ecologistas y las que presenten los vecinos.
La plataforma local argumenta que, más allá del impacto ambiental, no favorecerá de manera importnate la economía local y que, además, impedirá recuperar para el pueblo el terreno que el Estado expropió para que Fenosa montara la mina y la térmica; condenando así a Encrobas - Meirama - Cerceda a seguir siendo el paradigma gallego de la contaminación industrial.