El cambio de ciclo que está viviendo la sociedad española, y también el resto del mundo, está marcado por el sobresalto permanente del Dragon Khan. Cuando las personas piensan que se han repuesto del último viene el siguiente, con una velocidad tan frenética que solo se tiene tiempo de sorprenderse más si cabe. La adrenalina se dispara al máximo. Lo que sucede es que cuando la gente se baja de la atracción, la pesadilla ha pasado, puede respirar tranquila, controla la situación, y decide subir de nuevo o no hacerlo más. En la vida diaria, los ciudadanos se encuentran el Dragon Khan de golpe, no lo han elegido y, lo más inquietante, no saben hasta cuándo van a tener que soportar los efectos de la atracción diabólica.



Estos días, sigue el culebrón de las negociaciones del PSOE y ERC para conocer el sentido del voto republicano que ha de llevar a Pedro Sánchez a dejar de ser presidente en funciones. Cada día, las exigencias son mayores, al menos de cara a la opinión pública. La consulta de los republicanos a sus bases, con necesidad de intérprete incluido, ha salido como su dirección esperaba, como suele ocurrir en todos los partidos. El sí mayoritario a la pregunta de la dirección republicana les pone la negociación más difícil a los socialistas, que tienen que ceder más de lo que en un principio habían diseñado.


Los cambios de opinión de ERC se pueden comparar con una partida en la que los jugadores comienzan jugando al póquer y terminan jugando un solitario; eso es lo normal en cualquier negociación, dicen.


Mientras, como aun no salen los números -¿saldrán?- hay que seguir hablando con las otras formaciones que son necesarias para sumar el número suficiente de votos. Los políticos del PNV, los más experimentados, negocian de manera discreta, saben cómo sacar el mejor rendimiento a sus decisiones. Al final, a la chita callando, suele conseguir el 80% de sus peticiones, el cien por cien sabe que es imposible.


Los nuevos en el Congreso, los de Teruel Existe, con una postura totalmente transparente, ya han dicho públicamente lo que quieren, para eso nacieron como plataforma, es bueno. Y su 'sí' a Sánchez puede desencallar algunas de sus peticiones ya históricas y de justicia.


El retornado BNG a la política parlamentaria española también ha dicho la suya, no se oculta y sabe lo que quiere. Mientras, los de Unidas Podemos siguen con discreción sus negociaciones con los socialistas, de las que han conseguido la adjudicación de tres ministerios más la vicepresidencia para Pablo Iglesias. Parece que está claro que será así, lo mismo que el nombre de los ministros. Falta por ajustar el reparto de estos. Hay que recordar que hay que repartir no solo en Podemos, sino en el partido de Garzón y sus colegas de Colau. En ese reparto están ya. Solo falta que el Congreso, en segunda convocatoria, consiga investir al nuevo presidente.


Haciendo el cálculo de votos, puede que al final el cuento de la lechera no salga y se tenga que optar por otra solución, es decir, el plan B que debería tener el PSOE si es que quiere seguir gobernando y no convocar otras elecciones que serían un desastre para él.


Algunos piensan que el azar juega en este tema pero podría suceder, como dice Pérez Reverte, que "el azar tiene muy mala leche y muchas ganas de broma". No hay que pensar en él, si no se quiere perder algo más que votos. No hay que olvidar que ya hace algún tiempo que se está viviendo ya el cambio de ciclo y que el Dragon Khan ha venido para quedarse una temporada.



'El cambio de ciclo y el Dragon Khan que nos envuelve' es un original de catalunyapress.es
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