Después de dos investiduras fallidas de Pedro Sánchez (PSOE) como Presidente del gobierno español pienso que hay razones de peso abundantes para preguntarnos sí tanto Pedro Sánchez (PSOE) como Pablo Iglesias (PODEMOS) son los líderes políticos que precisa el actual escenario político español. Pregunta muy pertinente pues su protagonismo en una coyuntura extremadamente favorable para formar un gobierno de amplia mayoría progresista solose puede calificar de nefasto.
Partidos en los que, tenemos abundantes evidencias, la última palabra la tienen siempre sus respectivos líderes: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias). He ahí que la máxima responsabilidad del fracaso en estas negociaciones recaiga especialmente sobre ellos.
Se puede argumentar, y con fundamento, que en las negociaciones habidas participaron muchos dirigentes y directivos de ambos partidos que seguramente condicionaron los resultados. Pero esta evidencia no justifica por sí misma, mucho menos disculpa, los resultados dado que estamos delante de dos partidos claramente cesaristas. Partidos en los que, tenemos abundantes evidencias, la última palabra la tienen siempre sus respectivos líderes: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias). He ahí que la máxima responsabilidad del fracaso en estas negociaciones recaiga especialmente sobre ellos.
Frente a pregunta de cómo es posible que se frustre de esta manera tan infantil e irresponsable los deseos y esperanzas de millones de ciudadanos es difícil encontrar una respuesta convincente mas allá de la citada incompetencia de unos líderes en los que el ego prima sobre los demás asuntos.
Pedro Sánchez tenía todo a su favor. Luego de una moción de censura que, por primera vez en la corta historia de la democracia española, salió triunfante aparecía en el horizonte una clara opción de cambio que liderada por el PSOE era quien de sumar la mayoría de los partidos del arco parlamentario (prácticamente todos excepto las derechas: PP, Cs y Vox). Bastaba con que Sánchez siguese la senda marcada. Una senda que evidentemente no parece fácil recorrer por que los problemas son muchos y muy relevantes pero que resulta imprescindible atravesar. Claro que cruzarla dependerá de la capacidad y la voluntad política de quien tienen que dirigir la acción política. Una capacidad y una voluntad que, como estamos viendo, no están claras. Por sí no había sido suficientemente indicativa la moción de censura de que era preciso un amplio acuerdo parlamentario, las elecciones generales últimas volvieron a confirmarlo. El PSOE (29,8% de los votos) precisa de un amplio acuerdo que permita el correspondiente apoyo parlamentario para liderar con éxito a citada travesía. Pero Pedro Sánchez (PSOE) demostró enseguida, primero inmediatamente después de la moción censura y luego a continuación de las elecciones generales, que quiere caminar solo. Que quiere ser el único protagonista del cambio. Una opción que, lógicamente, el resto de los partidos que colaboró al triunfo de la moción de censura, legitimados por los resultados electorales, no comparte. Algo que Pedro Sánchez pudo comprobar claramente cuando en las dos sesiones de investidura so consiguió el voto de 1 diputado (PRC) además de los de su grupo parlamentario. Un resultado que sumado al desplante de las derechas, a las que mendigó de una manera dañina su abstención, había debido ser suficiente para cuestionar decisivamente tanto su estrategia como incluso su propia candidatura y liderazgo.
Pablo Iglesias estaba delante de una oportunidad única de demostrar tanto su madurez como dirigente político como las ventajas que para la democracia española supone contar con la presencia de un partido como PODEMOS. Pero la desaprovecho lastimosamente. Por Su ego, y els infantilismo político de muchos de sus compañeros dirigentes, está a punto de desaprovechar una oportunidad real de cambio. Una vez mas puso el carro delante de los bueys. Dados los resultados electorales PODEMOS tiene que estar el acecho de la oferta del PSOE y luego actuar, no el contrario. Y delante del clara rechace del PSOE a formar un gobierno de coalición con PODEMOS entre todas las opciones posibles Pablo Iglesias escogió la peor: el choque de trenes. Lamentable error cuando lo tenía muy fácil: bien aceptar la última oferta bien facilitar la investidura quedando había fuera del gobierno en una posición de apoyo crítico. Sus votantes se lo habían habido agradecido y apoyado. Tiene razón al señalar que el principal responsable de la actual ruptura es el PSOE pero que valor político tiene esto aparte del partidista?
Esperemos que las aguas vuelvan al cauce del que nunca debieron salir y no haya que volver a nuevas elecciones. Sería el reconocimiento de un enorme fracaso y se abriría la puerta a un posible gobierno de las derechas.
Esperemos que las aguas vuelvan al cauce del que nunca debieron salir y no haya que volver a nuevas elecciones. Sería el reconocimiento de un enorme fracaso y se abriría la puerta a un posible gobierno de las derechas. Sin embargo, resulta indiscutible que la imagen pública tanto de Pedro Sánchez como de Pablo Iglesias quedó muy, muy tocada. Pero peor sería se las esperanzas de millones de ciudadanos del estado español habían quedado frustradas. Sería imperdonable.