¿Es posible vender productos físicos sin tener fábrica, almacén o logística de envíos? Si, por Internet es posible, gracias a una técnica que cada vez usan más tiendas virtuales: el 'dropshipping'.




VENDER SIN PRODUCIR

Su funcionamiento es muy sencillo. Mientras el emprendedor es el que realiza todo el proceso previo; un proveedor externo se encarga de la producción, almacenaje, inventario y envío de la compra al cliente.


Se trata de una estrategia interesante, por ejemplo, para aquellos que quieren comercializar productos téxtiles o de regalo y que cuentan con diseños propios o personalizados. 


Actualmente, en la red se pueden encontrar proveedores de dropshipping  que ofrecen soluciones muy flexibles. Así, se puede optar porque ellos produzcan y envíen las compras o que simplemente actúen de almacén, quedando el proceso de producción en nuestras manos.


La ventaja evidente de esta estrategia es que nos permite centrar todos nuestros recursos en una pata clave del negocio, la mercadotecnia: crear una marca atractiva, definir nuestro público objetivo, saber atraerlo a nuestra tienda en línea y motivarlo para comprar. La otra pata del negocio, la logística, también es clave, pero en el fondo se puede automatizar mucho más y, por lo tanto, externalizar. 


LA ERA DE LA EXTERNALIZACIÓN

Si lo pensamos con atención,  el dropshipping se parece bastante a las estrategias que usan todos los grandes magnates téxtiles de las más famosas compañías de moda. Así, Amancio Ortega tiene en Arteixo ( A Coruña) miles de personas trabajando en aspectos como el diseño, marketing, organización o seguimiento de tendencias. Ahora bien, la práctica totalidad de la  producción de Inditex y sus numerosas marcas (Zara, Massimo Dutti, Stradivarius, etc.) está externalizada. 


Hoy ni él ni ningún otro de los grandes nombres del textil controla directamente su producción, sino que lo contratan a proveedores externos. Y lo mismo que sucede en el textil se puede aplicar a otros productos como mochilas, fundas de móviles, tazas y un largo etcétera. 


Evidentemente, esta estrategia, como todas, tiene aspectos que debemos valorar mucho antes de adoptarla. El fundamental es encontrar un proveedor en el que podamos confiar al 100%. 


Nuestra peor pesadilla puede ser descubrir una avalancha de quejas de nuestros clientes y no poder darles respuesta simplemente porque nuestro proveedor nos ha dejado tirado. Ademá en nuestros costes deberemos reservar una partida para pagar al proveedor externo pero la lógica indica que, salvo que movamos volúmenes de producción muy elevados (lo que suele ser pco habitual en los nuevos negocios virtuales), nos saldrá más barato externalizar la producción.

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