Si necesita una ambulancia y tarda en llegar, o llega sólo con un conductor, no debería ser culpa de la huelga; pues hay servicios mínimos del 100%. Sin embargo, el continúo sabotaje de vehículos -con este ya van dos quemados y cientos con las ruedas pinchadas-puede terminar por notarse en la calidad del servicio.


Una ambulancia ha sido quemada en la localidad coruñesa de Santa Comba y otras dos han sufrido pinchados en la provincia de Pontevedra dos días antes de reunirse de nuevo este jueves patronal y sindicatos en el Consello Galego de Relacións Laborais.



Ambulancia Santa Comba


Según han informado a Europa Press fuentes de la patronal de empresas de ambulancias en Galicia, sobre las 2,30 horas de este martes se registró una ambulancia quemada en Santa Comba en la que, además, había un pintada en la que se leía 'convenio xa' --convenio ya--.

Además, en la madrugada de este martes también se registraron cuatro ruedas pinchadas en una ambulancia en Nigrán y en otra en Tui picaron el refrigerador y pincharon las cuatro ruedas.

DENUNCIA A LA POLICÍA
Por todo ello, los empresarios han presentado una nueva denuncia ante las fuerzas del orden como cada ocasión en la que se registran daños en vehículos del transporte sanitario.

La pasada semana, entre el 18 y 24 de febrero, los sindicatos UGT, CIG y Comisiones Obreras llevaron a cabo el segundo tramo de la huelga intermitente convocada para reivindicar un nuevo convenio colectivo, que seguirá entre el 4 y 10 de marzo.

Este jueves 28 está prevista la segunda reunión con mediación en el Consello Galego de Relacións Laborais, tras un encuentro mantenido el viernes 22 en la sede del Sergas en Santiago, después de la cual sindicatos y empresarios advirtieron a la Consellería de Sanidade que "la pelota está en su tejado" porque si no hace pública la cuantía del nuevo concurso la patronal insiste en que no puede negociar el convenio.


ORIGEN DEL CONFLICTO

La raíz del problema nace de las bajísimas licitaciones sacadas a concurso por la Xunta en plena crisis. Presionadas también por el desembarco de Ambuibérica (una operadora estatal ligada a un ex-alcalde del PP), las concesionarias presentaron ofertas aún más bajas, con la esperanza de que el Gobierno fuese generoso posteriormente. 


Tras negarse la Xunta a pagar más, la consecuencia es que el servicio no es rentable, la patronal amenaza con dejar de prestarlo y mantiene a los trabajadores sin nuevo convenio desde hace años. Tras meses de movilizaciones, empezó la huelga que, como en otras oportunidades, está plagada de incidentes. 


La Xunta ha anunciado nuevas licitaciones por fin. Sin embargo, no ha confirmado que habrá más dinero y estima que no habrá resolución hasta después del verano. Y si no hay más dinero, no hay nuevo convenio.

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