El triatleta ferrolano compitió en la carrera de 10 kilómetros de Rotorua, en Nueza Zelanda, a pesar de estar de vacaciones.
Javier Gómez Noya en una prueba del campeonato del mundo de triatlón
Para Javier Gómez Noya no hay descanso que valga. El triatleta gallego, cinco veces campeón del mundo, se encuentra de vacaciones en Nueva Zelanda junto a su pareja, la también triatleta profesional Anneke Jenkins, pero ni en su tiempo de desconexión olvida el deporte. Acostumbrado a la actividad, el ferrolano decidió participar junto a Jenkins, con la que contraerá matrimonio el próximo 2 de diciembre, en la carrera de 10 km de la localidad neozelandesa de Rotorua.
Aunque hizo la prueba por mero divertimento y para mantener la forma, el gallego hizo la prueba en 37:38 minutos, casi sin despeinarse, aunque este tiempo supone la peor marca en esta distancia en toda su carrera profesional. Noya invirtió los 10.000 metros de la prueba en ayudar a su pareja, con la que cruzó a la vez la línea de meta, a llevarse la plata. Sin embargo, y aunque hizo el recorrido prácticamente a trote, el gallego terminó siendo el mejor dentro de su rango de edad, de 35 a 39 años.
Despues de participar en diversos Ironman en los últimos años, Noya se estrenó este año en el campeonato del mundo, en el Ironman de Hawaii, donde logró un meritorio undécimo puesto, insuficiente para las aspiraciones de uno de los mejores deportistas de la historia de España. El de Ferrol se encuentra ahora cavilando si debe enfocarse en el Mundial de Ironman del próximo año o si debe centrar sus esfuerzos en retomar las pruebas de distancia olímpica, con Tokio a la vuelta de la esquina. El gran reto del triatleta es redondear su palmarés con un oro olímpico al cuello, el último título que le falta para entrar de lleno en la historia del deporte mundial. Una lesión le privó de participar en Río, después de un cuarto puesto en Pekin y una plata en Londres. Decida lo que decida el ‘superhombre gallego’, seguro que nos deja exhaustos solo con verle correr.