El jugador gallego no tiene oportunidades en el Barça de Valverde y valora abandonar la ciudad condal el próximo enero.
Denis Suárez en un partido ante el Celta
La fuga de cerebros es una de los principales males de hoy en día en nuestra tierra: los jóvenes talentos que abandonan la comunidad después de formarse y derrochan su talento lejos de Galicia. El fútbol no es ajeno a esta tendencia, cuyo máximo exponente es el salcedense Denis Suárez, un jugador cuya calidad está fuera de toda duda pero que a día de hoy no goza de oportunidades para demostrar todo su potencial en un FC Barcelona que, aunque habla el mismo idioma de Denis, no tiene sitio en su once para el joven futbolista, que ve desde el banquillo como sus opciones de triunfar en el Camp Nou se consumen al mismo ritmo que su paciencia.
POCAS OPORTUNIDADES
Denis se marchó muy joven de Galicia para cumplir su sueño de ser futbolista. Siendo un juvenil, aunque alternaba con el equipo B, el centrocampista se marchó a la cantera del Manchester City, que por aquel entonces ponía las primeras piedras del ahora faraónico proyecto del jeque Al Nahyan. En la escuela citizen dura dos temporadas, hasta que el Barça le echa el lazo. Después de comandar una campaña histórica del filial blaugrana de Eusebio, que termina la liga en tercera posición, los 7 goles y 11 asistencias de Denis lo sitúan en las listas de media liga.
Dos cesiones a Sevilla y Villarreal, con un titulo de Europa League de por medio con los andaluces, regresa a Barcelona para ser el sustituto de Iniesta. Sin embargo, y tras dos temporadas en las que ha conquistado una Liga, dos Copas del Rey y dos Supercopas, Denis sigue viendo a sus compañeros desde la banqueta o, en el peor de los casos pero cada vez más frecuente, desde la grada. Aunque Inesta ya no esté en el campo y el de Salceda de Caselas sea el jugador más pareció al manchego de toda la plantilla, por mucho que algunos se empeñen en poner a Coutinho, Arthur o Rafinha como herederos del de Fuentealbilla.
Denis Suárez es elegante, técnico, con visión de juego y un buen disparo, aunque no se prodiga en goles. Su mejor virtud es ser asociativo, y en Messi tiene a su mejor aliado. La química entre el rosarino y el gallego quedó patente desde los primeros amistosos en los que coincidieron, donde el uno buscaba al otro y siempre conectaban con precisión y armonía. Sin embargo, desde su llegada su presencia en el juego ha ido de más a menos. De los 26 partidos que jugó con Luis Enrique (1.788 minutos), pasó a los 18 (1.130 minutos) de la temporada pasada con Valverde, unos números que frenan en seco la proyección de un muchacho con 24 primaveras.
NOVIAS EN ESPAÑA Y FUERA
Este curso ni siquiera ha debutado en Liga, en parte por una lesión que sufrió en verano y le tuvo en el dique seco prácticamente hasta octubre. Solo 90 minutos ante la Cultural Leonesa figuran en su ficha este curso. La falta de protagonismo lleva al joven centrocampista a plantearse su marcha del Barça, algo que ya le rondó la cabeza los últimos veranos. El Napoles y el Milan ya preguntaron por él en el pasado, siendo el gallego el que declinó las propuestas. La Premier siempre ha tenido la vista puesta en él, y tanto el Tottenham de Pochettino como el Arsenal de Emery se mantienen a la espera de lo que dedica el mediapunta. Los últimos en sumarse a la puja son el Valencia, el Sevilla y el Betis, tres equipos cuya propuesta futbolística va en la línea del estilo de Denis, pero el Barça es reacio a reforzar a rivales en enero. También el Celta tiene opciones de reforzarse con el gallego, que no vería con malos ojos regresar la que fue su casa, aunque la operación se antoja complicada y la entidad olívica solo contemplaría la cesión.
Denis es fútbol, y el fútbol de Denis se marchita con él en el banquillo. Solo un giro de los acontecimientos evitaría que el gallego decidiese quedarse en el Camp Nou hasta final de curso. Talento tiene, y de sobra, para triunfar con la zamarra blaugrana. Pero, como todas las promesas, Denis Suárez solo necesita una oportunidad. Si no es en Barcelona, la buscará en otra parte para triunfar en esto del balompié. Y el Barça vivirá su particular fuga de cerebros.