Antonio'Turco' Mohamed
Antonio Mohamed, el único ‘Turco’ al que han aplaudido alguna vez en Balaidos, ya es historia del Celta de Vigo. Historia efímera y día triste para mi amigo Manuel Fernández, principal partidario de la continuidad del argentino al frente del banquillo del Celta. Porque el bueno de Manu sabe que un estilo como el que intentaba implantar el Turco necesita tiempo, paciencia y el apoyo de la hinchada, tal y como me dijo en las gradas del coliseo celtiña viendo la derrota ante el Alavés hace unas semanas. El método del argentino es el camino al éxito más efectivo en el balompié actual: jugando al fútbol fácil. Porque jugar al fútbol es fácil, pero jugar fácil al fútbol es muy complicado. Palabra de Cruyff.
Y claro, cuando las cosas van mal, ya sea porque el equipo no termina de carburar y está a cuatro puntos del descenso (y a dos victorias de Europa), o porque los fichajes todavía no han dado un paso al frente en muchos casos (o porque es difícil reemplazar a la primera a Jonny, Wass, ‘Tucu’…¡Ay, ‘Tucu’!), o porque entre La Liga, el Ayuntamiento de Vigo y el propio Celta se han empeñado en dinamitar a base de broncas un club que en lo deportivo ha crecido una barbaridad en los últimos diez años… lo fácil es cargarse al entrenador. Aunque este se identifique con el club, con la ciudad y con todo lo que pretende representar el Celta de Vigo. Un entrenador con el que no se ha tenido la calma que si se tuvo con Luis Enrique, Berizzo o Unzué, técnicos que también sufrieron altibajos como el bueno del ‘Turco’, pero que en mayor o menor medida terminaron llevando la nave celeste a buen puerto. Una prueba de que el Celta ha empezado a pensar como un grande, exigiendo resultados inmediatos acorde con la inversión realizada. Mal planteamiento para un club que ha medrado amparado en ir haciendo las cosas paso a paso; sin prisa pero sin pausa, con el trabajo diario como aval.
Usain Bolt, que de esto del éxito sabe un poco, dijo una vez: “Yo entrenaba durante cuatro años para correr solo nueve segundos. Hay personas que por no ver resultados en dos meses se rinden y lo dejan. A veces el fracaso se lo busca uno mismo”. Habría que tatuarle estas palabras a más de un directivo de fútbol, ignorante de que la constancia y el tiempo es la única forma para que una idea cale en un proyecto a largo plazo. ¿O acaso creen los miembros de la cúpula del Celta de Vigo que Sir Alex Ferguson tuvo el viento a favor desde el primer momento? Conquistó 38 títulos en 26 años, pero también pasó etapas malas y rachas de resultados que lo pusieron contra las cuerdas. La paciencia que hoy parece no tener sitio en el fútbol moderno es la que evitó el cese del escocés. Con esto no quiero decir que el Celta pierda la oportunidad de ser el nuevo United, porque no tiene ni la estructura, ni la masa social ni los jugadores con los que cuenta la entidad residente en Old Trafford, aunque a veces Iago Aspas asemeje ser un Cantona con acento gallego. Pero si quiero dejar claro que, si nos precipitamos a la hora de tomar decisiones, podemos perdernos muchas cosas buenas.
Ahora, Miguel Cardoso, un “desconocido” en esto del fútbol, toma las riendas del Celta. El anuncio del nuevo técnico deja claro que Mohamed estaba sentenciado desde hace semanas, mucho antes de perder ante Benzema y compañía. Un tipo cuyo currículo se reduce a una temporada brillante en el modesto Rio Ave de la Primera División portuguesa y a una brevísima etapa este curso en el Nantes, experiencia que concluyó el pasado octubre por malos resultados. Un paso más fugaz por Francia que el de Mohamed en Europa. El tiempo dirá si la decisión de poner a los mandos de la máquina celitña a un hombre que se ha movido casi exclusivamente como asistente, vistiendo incluso la zamarra del Deportivo de La Coruña en 2012 junto a Domingos Paciencia (Manuel Fernández, como celtista de pro, no me perdonará no haberlo llamado simplemente ‘Coruña’), es o no la correcta. Confiemos en que sea una agradable sorpresa para los que dudamos de esta jugada y que su presencia en la ciudad olívica venga acompañada de victorias, buen juego y alegrías para todos los celestes. Además, Cardoso parte con la ventaja de que es portugués. Ese era el hándicap del Turco.