La decana del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia atiende a Galicia Press para abordar temas como la falta de psicólogos en el SERGAS, el alto consumo de psicofármacos, o la alta tasa de suicidios en Galicia.
María Rosa Álvarez Prada, decana del Colegio Oficial de Psicología de Galicia
La última encuesta del CIS dejó a los gallegos a la cola del Estado en lo que a felicidad se refiere. La felicidad, un objetivo que compartimos todos y que hasta aparece reflejado en la Constitución de algunos países, parece escapársele a los gallegos. Al menos a los encuestados. Esto hace cuestionarnos que factores afectaran a nuestra condición para no encontrar la felicidad. Si echamos una mirada a Galicia, vemos que existe un amplio abanico de problemas: altas cifras de depresión, de alcoholismo, de suicidios…unos datos que nos inducen a pensar que algo pasa en la cabeza de los gallegos. Pero el problema viene a la hora de tratar estos problemas con profesionales, ya que nos encontramos con que, en Galicia y en su servicio público sanitario, faltan psicólogos.
Sobre si realmente faltan o no psicólogos en el sistema sanitario público gallega, María Rosa Álvarez Prada, decana del Colegio Oficial de Psicología de Galicia, es rotunda. “Si, absolutamente. Esto afecta a toda la atención a la salud mental, es la hermana pobre del sistema público de salud, por eso podemos llevar años sin un plan autonómico de atención a la salud mental y no pasa nada”, asegura Álvarez Prada, que no entiendo como “con las cifras de depresión, de alcoholismo, de trastornos mentales graves entre la población gallega…” la atención psicológica no es “imprescindible y urgente en la red pública”.
Con todo, la decana advierte de que no se trata de “una reivindicación corporativista”. “Hace diez años, en el Colegio de Psicología, editamos un folleto que decía: ‘No hay atención psicológica en el SERGAS sin psicólogas ni psicólogos clínicos’, y en el hacíamos un repaso exhaustivo de la situación asistencial que concluía con que solo en la atención especializada precisaríamos convocar 155 plazas y 190 en atención primaria”, pero lamenta que, a día de hoy, “seguimos exactamente igual”.
Estos datos relativos a la carencia de personal contrastan con el informe emitido por el COPG en el que destacaba que en la última década solo se convocaron 3 plazas en la Oferta Pública de Empleo del Sergas y que ningún psicólogo/a interno residente formado en Galicia en las últimas 8 generaciones de titulados trabaja en nuestra comunidad. Álvarez Prada asegura que esto no se deba a que no haya una renovación de calidad por parte de las universidades gallegas. “De hecho, entre las notas más altas de los exámenes de acceso al PIR siempre encontramos alumnado gallego”, un alumnado que a pesar de formarse en la comunidad “acaba trabajando en otras autonomías por la falta de oportunidades en su tierra. Es una lástima porque son personas que podrían contribuir a la sociedad gallega con su talento pero no tienen futuro en la sanidad de aquí”, lamenta la decana.
A pesar de esta falta de profesionales, la demanda de asistencia psicológica en Galicia sigue siendo superior a la oferta, aunque desde el COPG advierten de que “es complicado cuantificarla porque muchos desconocen que tienen derecho a ella en la Seguridad Social, e muchas otras cuando ven las listas de espera de hasta ocho meses deciden acudir a la privada, siempre que se lo puedan permitir a nivel económico”. “Las Unidades de Salud Mental atienden al doble de pacientes que hace cinco años cuando la tasa de especialistas en psicología clínica en Galicia es la más baja de todo el estado, con un profesional por cada cien mil habitantes, cuando la media es de 4,3”, alerta Álvarez Prada, señalando otros datos a nivel europeo, donde la media es de 18 profesionales por cada cien mil y en Holanda llega a ser de 90.
LÍDERES EN PSICOFÁRMACOS
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud en 2020 ladepresión y la ansiedad serán la principal causa de incapacidad laboral. Esta previsión de la OMS ya se está dando en Galicia, una comunidad nada preparada para el futuro. “A día de hoy, siendo la segunda causa, no estamos listos. Defendemos que la psicología clínica es crucial en los centros de salud para poder atajar en estadios más tempranos estos problemas y no tratándolos exclusivamente con psicofármacos, tal y como impera hoy en día”, expone la decana. A su vez, explica que el estudio PsicAP comprobó que con el tratamiento psicológico obtuvieron una reducción de síntomas cuatro veces mayor en el caso de la depresión y una recuperación que triplicaba la del tratamiento habitual en cuadros depresivos o ansiolíticos.
A pesar de este estudio, el COPG sitúa a España a la cabeza de Europa en el consumo de psicofármacos y nos mantiene a la cola en psicología clínica en la red pública. Ante esto, el Gobierno gallego ha actuado “con anuncios y compromisos sin cumplir, como el de la Unidad Especifica de Salud Mental para la Infancia y la Adolescencia en el Sur de Galicia…nada”, lamenta Álvarez Prado. “Es incomprensible que no exista un centro de especialistas para atender a todas estas personas. La psicología clínica es la especialidad más despreciada del sistema público gallego”, replica la decana, apostillando que “medicamos por encima de nuestras posibilidades”.
“Así, cuando una persona acude con un trastorno de ansiedad a su médico de cabecera tiene dos opciones: iniciar un tratamiento inmediato a base de psicofármacos o esperar entre cuatro y ocho meses para una consulta de psicología clínica, agravada porque en muchos casos tienen que pasar previamente una consulta psiquiátrica, porque hay áreas sanitarias que no permiten la derivación directa a especialistas en psicología clínica”, argumenta Álvarez Prado. Sin embargo, si se invirtiera en psicólogos, el ahorro sería tremendo. “Con los más de 225.000 gallegos consumiendo antidepresivos (casi el doble de la media nacional) sale carísimo desde un punto de vista económico. Si a esto le sumamos las incapacidades laborales temporales, los costes en la productividad de las empresas…la depresión le cuesta a la UE 92.000 millones de euros al año”, unas cifras que se podrían reducir apostando por la psicología clínica.
EL SUICIDIO
Otro de los puntos negros de Galicia es el suicidio, siendo con Andalucía la Comunidad Autónoma con las tasas más altas. Sin embargo, desde la administración apenas se aborda el problema. “En 2017, tras una presión altísima a nivel público, especialmente a través del Movimiento Gallego de Salud Mental que puso el foco en el suicidio como problema para la salud pública, el gobierno elaboró un ‘Plan de Prevención del Suicidio’, reconociendo la importancia del asunto. Esto fue una gran noticia, pero el problema es que recoge una visión reduccionista del suicidio, con un carácter asistencialista y atendiéndolo solo desde el plano de la psiquiatría: non cuenta con recursos consignados, no se distribuyen posibilidades… Al final, es poco más que una declaración de intenciones”, comenta amargamente la decana.
También desde el COPG denuncian la escasa atención psicológica en los ayuntamientos de A Coruña y la situación precaria en lo relativo a la atención psicológica en los que si cuentan con este servicio. “Estamos luchando contra esto, que no solo pasa en A Coruña. La psicología tiene muchos ámbitos que contribuyen al bienestar de las personas y uno de ellos es el ámbito comunitario, de intervención social, que se ejerce dese las administraciones locales”, asegura la decana del COPG, alertando de la necesidad de “cambiar el enfoque asistencialista de los servicios sociales por un enfoque biopsicosocial, algo que no puede ser atendido por profesionales que no sean psicólogos”.
“La psicología en los servicios sociales facilita a abordar de modo integral las necesidades problemáticas de una persona, de sus familias y de los colectivos, ayuda a prevenir e intervenir en temas tan importantes como la integración, la drogodependencia o la violencia machista…Tiene que ser una prioridad en la agenda de los municipios”, sentencia Álvarez Prado. Desde luego, en esta Galicia donde no hay sitio para la psicología, es como para volverse loco.