Marta Pascal, defenestrada por Puigdemont de la dirección del PDeCAT (Europa Press)
En un mundo dominado por los hombres, en pleno siglo XXI, todavía existen prejuicios para que las mujeres puedan llegar a puestos claves en la sociedad. Miento, solo hay uno que es absolutamente femenino: el cuidado de la familia, y el hogar.
En política, el estereotipo se repite. Pocas son las que alcanzan el primer puesto. En España, después de 39 años de democracia, que ya son bastantes ¿cuántas mujeres han sido cabeza de lista en unas elecciones generales? Ninguna. Y poquísimas en unas autonómicas. Tampoco han sido presidentas del gobierno, sino vicepresidentas, por aquello del que no se diga y “aplicando” la ley de la igualdad, cuya puesta en práctica es interpretativa según los intereses de quien la aplique.
Escasas son las mujeres que tienen la bendición masculina para llegar a la primera línea de los gobiernos y de las direcciones de los partidos. Siempre deben estar en segunda o tercera fila, pero tuteladas. No hay que olvidar la conversación telefónica entre el número dos de Junqueras, Lluís Salvadó -cuando estaban en el Govern- que le decía a su interlocutor que ante las “dificultades” para encontrar a una mujer para ocupar la consellería de Enseñanza, sería bueno elegir a una rumana, o brasileña que fuera resultona, o si no, “escoges a la que tenga las tetas más grandes” Ese es el concepto de muchos políticos, cuya inteligencia se encuentra ubicada en la entrepierna. No sucedió nada por ese comentario.
Este sábado ha resultado muy negro para dos mujeres diferentes: Soraya Sáenz de Santamaría y Marta Pascal. La primera optaba a presidir el PP. Partía de favorita después de haber conseguido el voto de la militancia en las primeras primarias de la historia de los populares. Pero en el congreso, donde tienen el poder los compromisarios, “elegidos” por los aparatos territoriales del partido, ocurre lo mismo que en todas las formaciones políticas. Aunque lo disfracen de democracia participativa, han votado a Casado -suma de todos los candidatos que participaron en las primarias- y han dejado fuera a Soraya Sáenz de Santamaría. Casado, el hombre de Aznar, es el encargado de retornar al partido a la doctrina del PP de Aznar. Realizó un discurso impregnado de las esencias de Torreciudad. Casado, más guapo, sonriente y empático que su maestro, da muy bien el pego. Solo tiene 37 años y no ha sido participe del Caso Gürtel. Es el elegido de los grandes empresarios españoles, que dejaron de creer en la ex vicepresidenta. Los empresarios quieren a un hombre joven que compita con Albert Rivera, y quieren a un PP más combativo con los independentistas catalanes.
Este importante número de empresarios, consideran en cambio, que el papel de Santamaría en el conflicto catalán fue un desastre. No le perdonan su estrategia que al final llevó al fracaso. Le faltó contundencia, afirman algunos. La economía de Catalunya está en una noria y es necesario estabilizarla. Y ahí está Casado para hacer el trabajo. Además lo hará con mucho gusto. Les tiene una ganas tremendas a los independentistas.
Soraya, que se ha tragado todos los marrones del Gobierno - es lo que le tocaba- ha sido la gran incomprendida por los poderes y los traidores de su partido. ¿Incluido Rajoy? La política es como la plastilina, es muy moldeable.
En Catalunya, otra mujer, Marta Pascal, la hasta hora máxima responsable del PDeCAT, ha sucumbido en el tsunami propiciado por el mismísimo todopoderoso Puigdemont, que se la ha quitado de encima para colocar a alguien más manejable, de su absoluta confianza que es Bonvehí, hasta hace pocos meses muy amigo de la Pascal ¿Le ha hecho también la cama política?
El rumbo del PDCAT está ya marcado en la dirección de la Crida Nacional por la República…Vamos, que los exconvergentes, con Trias incluido -vieja guardia de Pujol- se han echado al monte del independentismo, con las pistolas de la implementación ya de la Republica catalana. Todo ello en medio de las negociaciones con el gobierno de Pedro Sánchez que, de momento, al menos aparentemente, no se ha enterado de los mensajes que le ha enviado este sector.
Puigdemont, en su delirium tremens, ha forzado a Pascual a renunciar a su puesto. ¿Quiere el control absoluto de “su” partido? Lo va a tener. Pascal se lo ha puesto muy fácil, y el resto de los que no comulgan con las ideas de Puigdemont, callan y le siguen el juego. No quieren ser señalados… Todo un acto de valentía y convicción política. Pero solo lo hacen por el bien de su partido….
Como decía, este sábado ha sido muy negro para dos mujeres: Pascal y Sáenz de Santamaría. Las piedras que ellas dos ,hay muchas más mujeres ,se han encontrado en el no las quita del medio ni el chapapote del Prestige.
"Ya fuiste usada. No permitas ser dominada", decía Isadora Duncan.