"La factoría tiene un futuro incierto y ya están llevando parte de la produción actual de aerogeneradores a China". Esta es la denuncia de los trabajadores de Vestas Eólicas, de Viveiro, una de las pocas empresas que sobrevivió a la crisis del sector de las renovables.




Los operarios denuncian que la dirección aceleró muchísmo el ritmo de produción. Lo que tenían que hacer a lo largo del año, deben acabarlo en setiembre. Un ritmo "abusivo" que provocó en este año "16 incidentes e accidentes de los cuales dos, por lo menos, corrieron riesgo de acabar en muerte". 


Además, temen que este acelerón esconda la intención de cerrar la planta cuanto antes. Más cuando hay problemas en otras plantas de la compañía. Así, a través de una nota del sindicato UGT, recuerdan los despidos de 44 trabajadores en Barcelona y 200 operarios temporales en León. Estamos ante un "proceso de deslocalizaciones en favor de megafactorías situadas en Cina o Argentina, a pesar de aprovecharse previamente de subvenciones millonarias" en España.


SIN CONVENIO

Los problemas de la central de Chavín, en Lugo, incluyen también los "ocho meses intentando cerrar un nuevo convenio ante la actitud pasiva de la dirección". 


Una crisis que llega en un momento en el que, en teoría, el sector eólico gallego debería despertarse tras años de letargo. La aprobación de la polémica Lei de Fomento Empresarial (Lei de Depredación de Galiza para los ecologistas) recorta a la mitad los trámites y el sector tiene la oportunidad de construír docenas de parques antes de 2020 para beneficiarse de la última puja de las renovables. De hecho, fuentes del sector consideran que en Galicia habrá problemas para cumplir tantos encargos por la muerte de mucha de las empresas del sector durante la crisis.


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