Los efectos colaterales de las "fusiones en caliente" de algunos partidos que venían a la política con un paño y un bote de Don limpio para dejar como la patena la política española ya se están empezando a visualizar. Democracia desde las bases, consultar cada dos por tres a los militantes -ahora inscritos- y elección directa de sus dirigentes. Como en la piel de toro ahí se producen episodios de rachas de viento que son tremendas, éstas han barrido todas esas promesas. 


Podemos, el partido salvador de los valores laicos de esta España católica, apostólica, "romana" y corrupta, se ha quedado en nada de nada, o mejor dicho se han imbuido de los vicios que ellos tanto han criticado.


La decepción de la sociedad española ha sido de las que hacen época; la esperanza blanca se ha desmoronado. Sólo importa ocupar un cargo, bien pagado -la reducción de sueldos, ya no importa tanto-, las elecciones de los líderes, un cuento camuflado con votaciones, minoritarias, de los inscritos y a las ejecutivas solo entran los amigos y el personal obediente. Es el modelo bolivariano que tanto conoce Pablo Iglesias -la copia mala del ferrolano-, Juan Carlos Monedero –el estalinista-, Pablo Echenique -el argentino cuenta chistes- y su cuadrilla. Todo un elenco de dirigentes, sin experiencia política, pero con grandes aspiraciones de poder.


Ahora, los comunistas de Garzón -la esperanza blanca del comunismo español- han manifestado su intención de propiciar la confluencia con Podemos para sobrevivir en el panorama parlamentario y sugiere que el partido desaparezca y se diluya dentro de Podemos. Una decisión que no ha caído nada bien entre los viejos comunistas. No les gusta la operación. Otros dicen que es la manera de hacerse con Podemos y que sean estos, las estructuras de los Pablo, los que se extingan. Nos les falta razón si miramos lo que ha sucedido en Catalunya, donde Domènech y compañía han enterrado a Podemos. 


Ahora viene la segunda parte con las elecciones municipales: ICV, con el beneplácito de Domènech, absorberá a Podemos, por aquello de que los podemitas, en la inmensa mayoría de las poblaciones, no disponen de sedes y ellos sí. Y éstos saben latín en la política de escarceo.  Además, los "inscritos" que venían de ICV -los aprovechados políticos- , ahora recorrerán el camino inverso. Al final, son los mismos, con nombres distintos: la gran familia comunista.


No se puede perder de vista que todas las cúpulas de los partidos políticos manejan a sus respectivos partidos como más les conviene, eso sí, todo muy democrático: votaciones y participación controladas, "el que se mueva, no sale en la foto", frase de Alfonso Guerra que sigue teniendo vigencia en pleno siglo XXI. Los próximos días seguirán dejando asombrados a más de uno por las maniobras en la oscuridad que se está gestando en España, pero sobretodo en esta Catalunya, feudo de Domènech y sus amigos, gracias a su relación de amistad con Pablo Iglesias.



Artículo original publicado en Catalunyapress
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