Se suele decir, popularmente que cuando no se quiere arreglar un problema, "se marea la perdiz". Eso es lo que está haciendo, desde hace ya tiempo, Carles Puigdemont y su corte. Lo hace aplicando la máxima de "cuanto peor mejor". Por supuesto mejor para sus intereses, no para Catalunya como se está comprobando. La Generalitat está controlada por el gobierno de Rajoy en aplicación del artículo 155. Hay carencias, es evidente, aunque haya gente que piense que no se nota nada. Incertidumbre, ansiedad, crispación y empresas que se marchan, de eso hay excedentes, demasiados.
Por si esto fuera poco, el presidente partidista de la mitad del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, está en Ginebra donde mantiene "reuniones" con miembros de la ONU para "denunciar la vulneración de derechos fundamentales" por parte del Estado español. ¿Con qué miembros de la ONU hablará? ¿De qué nivel jerárquico? O sencillamente entregará un documento a un alto funcionario, rueda de rueda de prensa en la calle y misión cumplida. Este viaje, más propio de un miembro de partido que de un máximo representante de una institución "seria", está pagado por todos los ciudadanos a los que él, como se está viendo, no representa en su totalidad. Sería bueno empezar a reclamar que Torrent cobre solo la mitad de su sueldo en clara correspondencia con la representación y defensa de solo una parte de los ciudadanos, representados por los grupos políticos a los que constantemente se salta a la torrera, hablando en términos taurinos, porque no son independentistas.
Mientras, los medios de comunicación públicos: Catalunya Radio, TV3 y la Agencia Catalana de Noticies, siguen estando al servicio de los huidos y del sector independentista. Medios que están pagados por toda la ciudadanía y que solo trabajan para una parte de ella.
La entrevista realizada a Puigdemont por el mismísimo director de TV3, Vicent Sanchís, el guerrillero mediático del procés, ha sido un auténtico escándalo pero no pasa nada, esto es Jauja en un país donde, según ellos y tanto denuncian, las libertades no existen.
Cuando Vicent Sanchis, fue director de la televisión del Barça -puesto por su amigo y presidente de la entidad, Joan Laporta- en tan solo año y medio, dejó unas pérdidas de 9 millones euros. Sanchis, sustituyó a otro lince de las finanzas, Eduard Pujol, que dejó la TV al borde del colapso económico. Pujol es ahora diputado del JuntsxCatalunya y ejerce de mano ejecutora de los deseos de Puigdemont.
Sanchis no estaba solo en el FC Barcelona, estaban también sus amigos, Joan Oliver, director general del club y Xavier Sala Martin, como tesorero. Los tres eran miembros de la Fundación Catalunya Oberta de Prenafeta y compañía.
Sala Martin y Joan Oliver son socios de la empresa Societat d'Estudis per al Coneixement, SL. "El trio la , la, la", junto al jefe del clan, fueron los autores de la introducción del giro independentista en el Barça.
A tres días de las elecciones del 2010, Joan Laporta dejó firmado una ampliación del contrato por los derechos de TV a Mediapro, con unas condiciones económicas, realmente muy beneficiosas para Jaume Roures. Después Laporta, perdió las elecciones, pero dejó cubierto a su amigo Roures, que se dio un golpe en la cabeza, se abdujo del independentismo y abandonó el trotskismo de toda su vida.
Las casualidades generalmente siempre suelen estar bien programadas. Las cosas no suceden por generación espontanea. El sainete sigue presente en la vida política catalana, la "suerte", si se puede decir así, es que tiene fecha de caducidad.