Primero fue un gran incendio florestal en Monterrei, que comenzó en la parroquia de Flariz. Ahora lleva ardiendo cuatro días el vecino municipio de Cualedro, dónde ya se han quemado 1.535 hectáreas, el mayor fuego desde la ola de 2017. Los dos se producen en una comarca, la montaña de la Raia Seca, lastrada por medio siglo de emigración masiva y dónde la lucha contra el fuego es uno de los pocos empleos, temporales, dispobibles.
Según las últimas estimaciones de Medio Rural, el fuego ha afectado a 720 hectáreas, de las cuales 270 pertenecían a superficie agrícola.
Los sindicatos CIG, CC.OO., UGT y CSIF convocan la huelga después de más de 25 meses de tensas negociaciones con la Xunta de Galicia, a la que denuncian por su inmovilismo y ser incapaces de desbloquear esta situación.
A falta de cuatro días para que los técnicos de prevención de incendios inicien una huelga indefinida, toda Galicia vive pendiente de la evolución de las quemas que azotan a nuestros montes y que en la última semana calcinaron cerca de un millar de hectáreas.
Ourense está viviendo una semana trágica, en donde la provincia está siendo pasto de los incendios y los incendiarios, ya que todos los indicios apuntan a que se tratan de incendios provocados. Entre Verín, Viana do Bolo y Monterrei, además de otros fuegos declarados en Galicia a lo largo de la semana, la superficie forestal afectada en la comunidad ronda el millar de hectáreas quemadas.
“El trabajo que se realiza tanto en la gestión forestal como en la prevención de incendios forestales es un trabajo en equipo en el que intervienen distintas categorías profesionales y en el que la función del personal técnico es fundamentalmente la de coordinar y gestionar los medios (humanos y materiales) para ofrecer un servicio público lo más eficaz y eficiente posible”, comenta.
El foco, localizado en A Pobra do Caramiñal, ha calcinado parcialmente la falda de A Curota. Las primeras informaciones indican que al menos una veintena de hectareas han sido pasto del fuego.