A Mariano Rajoy le faltan cinco años escasos para poder jubilarse como a cualquier otro de sus compatriotas, pero el que su jubilación sea mucho más jugosa económicamente que la del resto de los españoles hace que el actual presidente en funciones mire con desidia y hasta con desprecio la caja de los pensionistas a la que agujerea constantemente desde que llegó a la Moncloa en el año 2011.