Alfonso Rueda perdió una oportunidad

No sé exactamente qué cálculos políticos llevaron a Alfonso Rueda (presidente del Gobierno gallego) a planificar la entrevista con Pedro Sánchez (presidente del Gobierno español) tal y como lo hizo pero lo que sí afirmo es que perdió una oportunidad no menor y lo irá comprobando conforme pasen los días.

Se trataba de una entrevista entre los máximos dirigentes políticos de Galicia y de España, por lo que parecería lógico y natural esperar que de la misma hubieran salido una serie de acuerdos políticos importantes dentro de los marcos trazados por la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía de Galicia. También cabía pedir que ambos políticos se habían comportado como estadistas que anteponen los intereses generales a los partidarios. Finalmente y desde la perspectiva de Alfonso Rueda a entrevista debería servir para reforzar su imagen como líder político, tanto en el escenario español como gallego. No se cumplió ninguno de esos objetivos y, por lo que sabemos, las responsabilidades no están compartidas. He ahí que afirme que Alfonso Rueda perdió una oportunidad.

Perdió, por ejemplo, el salir de la entrevista con acuerdos importantes tales como enfrentar el traspaso efectivo de las transferencias estatutarias pendientes, algunas muy relevantes a nivel de soberanía, de abrir la senda para una financiación especial de Galicia que necesariamente debe partir de negociaciones bilaterales, como ha sucedido con Catalunya y de iniciar la negociación de una reestructuración de la deuda.

Que sepamos, en transferencias, los acuerdos son muy pobres (excepto la gestión del litoral y por mandato constitucional), en financiación autonómica Rueda no dejó margen a una negociación en la senda de una financiación especial como sería menester por tratarse de una comunidad histórica. y en el tema de una quita de la deuda gallega nada nuevo: el PPdeG sigue empeñando en negarse a que Galicia pueda descargar un poco el peso de la deuda para apostar por convertirla en un negocio de la banca a cuenta de unos fondos públicos que podrían destinarse a otros objetivos más beneficiosos para los gallegos y las gallegas.

Con su actitud quedó en evidencia que Alfonso Rueda actuó más como si hubiera sido un funcionario disciplinado del Partido Popular (PP) que añade un nuevo escalón a la estrategia de confrontación que su partido viene adoptando con el gobierno español de turno (PSOE/Sumar) que como el presidente de un gobierno. Muy lejos de lo que cabría esperar de un estadista.

Por otra parte, la falta de acuerdos relevantes en nada favorece a su imagen pública como presidente de la Xunta de Galicia y como líder del PPdeG. Después de la entrevista, esas imágenes quedan, tanto en el escenario español (en el que apenas eran visibles) como en el gallego, en un nivel muy bajo y con un perfil muy pobre que le costará mucho tiempo superar. Si es que lo consigue.